Arte y Espectáculos

Rodrigo de la Serna sobre la película “El rapto”: “Participé de una obra de arte”

El actor contó como se transformó en Julio Levy en la ficción, que esta ambientada a comienzos de los años ´80 y en un contexto de secuestros extorsivos. Estuvo en el Festival de Cine de Mar del Plata junto a la directora Daniela Goggi.

 

 

El actor Rodrigo de la Serna, protagonista del thriller político “El rapto”, y la directora de ese filme, Daniela Goggi, pasaron por el Festival de Cine de Mar del Plata. Acompañaron la proyección del filme que se realizó al aire libre desde el Unzué y hablaron sobre la historia, que está basada en hechos reales y se inscribe a comienzos de los ’80, cuando el país alumbraba a la democracia pero aún pesaban sombras del pasado.

“Pocas veces me pasó mi carrera, esto de decir ‘participé en una obra de arte’. Dos o treces veces y esta es una de ellas”, dijo el actor a LA CAPITAL durante la tarde de este miércoles.

En la película -actualmente disponible en la plataforma Paramount y también en los cines comerciales-, de la Serna interpreta a Julio Levy, un argentino recién llegado tras vivir en el exilio en Uruguay que se hace cargo de la empresa familiar mientras negocia la liberación de su hermano, quien fue secuestrado por ex grupos de tareas. Una suerte de “lado B” de la democracia, “la mano de obra desocupada” de la dictadura, aportó la directora.



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El filme está basado en el libro “El saltó de papá”, de Martín Sivak. El periodista cuenta allí la historia de su padre, Jorge Sivak, secuestrado y asesinado a comienzos de la democracia.

“Cuando decidimos hacer la adaptación de la novela, con Andrea Garrote hicimos un corrimiento. Queríamos tratar solamente la parte de la transición (democrática) y lo que fue para nosotros un gran disparador: muchos exilados políticos venían a la Argentina y encontraban una democracia débil que todavía no le daba garantías y ese asunto me emocionaba bastante”, dijo Goggi.

Tras la lectura de diarios de la época y del libro sobre secuestros extorsivos “Buenos muchachos”, de Carlos Juvenal, empezaron a armar la atmósfera de la época, contó la realizadora. “Nos dimos cuenta de que queríamos que lo político pase a través de la vivencia de una familia, que la pérdida se entendiese sobre todo para el personaje de Julio Levy, que es la síntesis de varios personajes”, agregó.

“Es una historia muy convocante, yo recuerdo el caso de niño”, aportó su parte de la Serna. “Nací en el ’76 y con mi poca conciencia pude advertir y percibir el estado de paranoia y de miedo, que era una normalidad, pero eso se quebró drásticamente cuando nos volcamos a las calles a celebrar el advenimiento de la democracia, ese contraste lo recuerdo con nitidez. En este caso, puse el cuerpo a la generación de nuestros viejos”.

-¿Para elaborar el personaje te basaste en tu viejo?

de la Serna: -Sí, obviamanete, más allá del maravilloso trabajo de arte, de fotografía, de sonido, ponerle el cuerpo a eso fue importante y es un compromiso con lo artístico y con lo histórico a la vez. Desde nuestro lugar como trabajadores de la cultura buscamos reflexionar sobre esos años tan críticos, tan difíciles y me parece que está buenísimo poder hacerlo.

-Hacés un trabajo de transformación muy grande desde lo físico, aumentaste de peso.

de la Serna: -Fue mucho esfuerzo, teníamos que encarar el trabajo desde lo físico también, o sea, más allá de lo anímico que era sumergirse en esa tristeza, en esa melancolía y en esa frustración perpetua. El correlato con lo físico es ese, una persona que está cargando un peso enorme, acaso imposible, la figura que teníamos era la del Atlas, esa persona que carga un peso enorme. Comí mucho y fumé bastante también, eso me intoxicó mucho, esa respiración casi asfixiada tiene que ver con el poco aliento que le quedó. Me parece que fue un acierto.

Goggi: -Es para que estos hombres, esos casos históricos que toma Rodrigo y lo lleva al cuerpo, no había una idea del cuidado, era tal la adrenalina, tal los conflictos…

de la Serna: Un cuerpo que sobrevivió a eso, habiendo tantos cuerpos que no lo lograron, aparece la culpa del sobreviviente. Opera un maltrato absoluto hacia uno, es tremendo lo que atravesó la generación de nuestros padres.

-Y además los mandatos, que también se imponen.

de la Serna: -Es esa generación de hombres que no podía decir que no a lo que se les imponía como mandato patriarcal. En este caso, Julio se hace cargo de la empresa. Y la única sensata es su mujer, que le dice ‘¿por qué vos?’. Es esa generación de hombres que también tuvieron que dar la vida o tuvieron que ser intelectualmente intachables, grandes padres de familia, grandes hombres de negocios, comprometidos…

-Y cambiar el mundo…

de la Serna: -Es imposible, así terminó este personaje que además no comunicaba las emociones. Eso de ‘los hombres no lloran’. Mi papá me lo dijo muchas veces. No podían pedir ayuda, no podían decir que no. Fue demasiado peso para una sola persona.

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